La derrota del pacto

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    Por Víctor Roblero

    Hijo de la Universidad Pública. Economía y Ciencia Política para la transformación de la realidad de nuestro pueblo.

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    Nuestro país atraviesa uno de los momentos más adversos, oscuros y desesperanzadores de sus últimos 70 años, las fuerzas ultraconservadoras y las élites económicas, militares y políticas han consolidado la captura de todas las instituciones del Estado en función de sus intereses y sus privilegios, enfermos de egoísmo y ambición viven el paraíso en la tierra a costa de haber convertido en un infierno la vida de millones de guatemaltecos. 

    El secuestro ha incluido al sistema de justicia que en manos de estos grupos criminales se ha convertido en la garantía de impunidad para ellos e instrumento de persecución a sus adversarios, entiéndase fiscales, funcionarios, activistas, periodistas independientes y estudiantes que se atrevan a soñar con un país diferente y libre. 

    A donde volteemos, en cada esquina, reina la desesperanza, la miseria y el abandono de uno de los pueblos más pobres de Latinoamérica y del mundo, empobrecido por una elite egoísta que no conforme con haber construido imperios económicos sobre la base del saqueo, el monopolio y la explotación, instrumentaliza, apadrina y financia ahora al oscuro demonio de muchas cabezas que conocemos como Pacto de Corruptos. 

    Para bajarle el tono a la arrogancia de esta pandilla debemos decir que además de corruptos son un pacto de ignorantes, de miserables seres que drogados con una pequeña dosis de poder se pasean con soberbia, en camionetas blindadas por las mismas calles en las que el pueblo camina desempleado, desesperado y confundido, como si se tratara de dos realidades independientes cuando en realidad una es la razón de la otra.

    Son además un pacto de ignorantes, con títulos académicos falsos o comprados, con limitadas capacidades intelectuales y sociales, incapaces de hilar un discurso o un pensamiento. Son una corporación de delincuentes que alegan arrogantemente individualismo como premisa del éxito personal pero que acumulan fortunas encaletadas procedentes del dinero público, con el que viven una vida de ricos de mal gusto, con complejos de narco, tragos finos, joyas y abrigos de miles de dólares.

    Lo suficiente se ha dicho ya de esta mafia. Ahora es el momento de hacer una transición del discurso y la narrativa de la sumisión a la reacción contundente de dignidad, es el momento de ponerles un alto definitivo, estratégico y progresivo. No son invencibles, sino por el contrario, su ignorancia y arrogancia los hace vulnerables frente a la inteligencia y humildad de nuestro pueblo. Fue suficiente ya, el insulto, la humillación, el agravio, es momento de despertar de esta pesadilla.

    No podemos resignarnos pues la resignación es la forma más miserable de vivir porque en ella todo puede suceder, quien se resigna, pronto pierde la capacidad de reaccionar frente a la injusticia, y de defenderse a sí mismo y a su familia. En el discurso de la Batalla del 5 de mayo, cuando Benito Juárez con un puñado de hombres iba a enfrentar al mejor ejercito del mundo, en ese entonces el ejército francés, y sus soldados le preguntan: “Presidente ¿vale la pena luchar, aunque vayamos a perder? Responde Juárez: “La patria es como la madre, entre venderla y defenderla no hay término medio que valga”. Valga decir que ese día, el ejército mexicano venció a los franceses.

    Por ello es urgente reflexionar que lo más preocupante no es la adversidad de nuestros tiempos sino la indiferencia y la resignación colectiva de la población frente a la tragedia nacional. La derrota del Pacto se encuentra cruzando la línea de nuestra indiferencia.  La derrota del Pacto va implícita en su aparente y efímera victoria pues lo que ostentan es frágil, y el dinero al igual que el poder que poseen no les pertenece, le pertenece al pueblo.

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