
Por Sergio Morataya
Estudiante de Ciencia Política y activista político. Joven comprometido con la justicia social y los derechos humanos.
redaccion@voxpopuliguate.com
Por años nos han dicho que la política no es para los jóvenes, que carecemos de preparación, experiencia y tiempo para involucrarnos. Por años han dicho que los jóvenes no tienen interés en participar en los procesos y espacios políticos y de toma de decisiones, y sí, muchos de los jóvenes en el país estamos más preocupados por terminar la universidad y conseguir un empleo que estar interesarnos en la política; sin embargo, es el propio sistema que genera esas condiciones para que menos jóvenes participemos y nos involucremos.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la proyección de habitantes menores de 30 años para el 2022 será de un 61 % de, es decir, que los jóvenes representamos más de la mitad de la población total de Guatemala.
¿Cuántos de esos jóvenes estamos empadronados y aptos para votar en las siguientes elecciones generales? ¿Cuántos de esos jóvenes participamos activamente en espacios, movimientos y partidos políticos? ¿A cuántos de nosotros nos interesa y llama la atención la política?
No cabe duda que son preguntas recurrentes que retumban en nuestra mente, pero que difícilmente les damos respuesta porque en un contexto adverso, antidemocrático y que no genera oportunidades para los jóvenes, es comprensible. Es comprensible que la participación juvenil en espacios políticos sea mínima, incluso nula, ya que el mismo régimen en el que vivimos reproduce esas desigualdades políticas, sociales y económicas, para que los jóvenes solo busquemos maneras de subsistir y no de involucrarnos en la política y sus procesos, porque en Guatemala no se vive, se sobrevive.
Otro factor que influye directamente en la poca participación de los jóvenes es que la política tradicional guatemalteca nos ha impuesto por norma el crear redes de clientelismo político, nepotismo, sumado a esto los grandes aportes económicos, y muchos de ellos de procedencia ilícita.
La política es para servir, dar herramientas y soluciones a los principales problemas sociales, económicos e institucionales que atraviesa una sociedad.
Los políticos guatemaltecos han convertido la política en un fiasco, pues por décadas los corruptos, criminales y saqueadores han denigrado el quehacer político en el país.
Los partidos políticos son vehículos electorales para fines perversos de corrupción, impunidad y robo de fondos públicos de las instituciones públicas del Estado.
Se ha convertido en máquinas para enriquecerse, favorecer a sus financistas y patrones, ya que promueven agendas empresariales, corporativistas y de impunidad.
Es urgente el interés, la participación e involucramiento de nosotros los jóvenes en los espacios políticos y de toma de decisiones. La política guatemalteca necesita liderazgos juveniles.
La política guatemalteca necesita un relevo generacional, con jóvenes responsables y comprometidos con la justicia social, los derechos humanos y las exigencias de la población.
La política guatemalteca necesita oxígeno joven, necesita que los adolescentes de una vez por todas nos decidamos y le entremos a la política para eliminar de los espacios públicos y de la propia política a todos esos dinosaurios y funcionarios públicos que han pasado décadas en las instituciones del Estado.
No es una tarea nada fácil, pero sí no nos involucramos y participamos, seguiremos viendo los mismos rostros, nombres y colores de partidos políticos y personajes al servicio de la corrupción, impunidad y saqueo de fondos públicos.
Los jóvenes debemos participar en política, pues la mafias siguen decidiendo por nosotros.